Si la rinoplastia estética es de por sí una intervención compleja con frecuencia nos enfrentamos a la dificultad añadida de operar a un paciente intervenido anteriormente.

La rinoplastia secundaria es uno de los mayores desafíos de todas las cirugías plásticas; requiere, como es lógico, un conocimiento riguroso tanto de la anatomía y fisiología normales como de los cambios anatómicos y alteraciones funcionales que puede acarrear una rinoplastia.

Además, exige una cuidadosa técnica operatoria y estar en posesión de los recursos suficientes de manera que podamos aplicar los diversos procedimientos para la corrección de cada deformidad.

Su elección debe realizarse con suma precaución y siempre encaminada a alcanzar el resultado que tenemos en mente.

El cirujano Rinólogo idealmente debe tener experiencia y estar capacitado para resolver las secuelas estéticas y funcionales, con esto aumentaremos considerablemente las posibilidad de obtener resultados adecuados.